Al ser la arquitectura una profesión muy
amplia, la mayoría de arquitectos optan por especializarse en un área
determinada de la arquitectura. Dentro de estas ramas, la vivienda es una
de las tipologías que resulta más atractiva entre los arquitectos.
Dejando de lado el hecho de que los proyectos residenciales son de los encargos más demandados entre los clientes, la vivienda es una de las categorías que realmente inspira al mundo por lo que simboliza.
Para el usuario,
representa un “sueño”, por ser un espacio íntimo por excelencia, su propio
espacio donde se permite ser quien realmente es. Para el arquitecto, representa
un “desafío” con una gran responsabilidad, desde momento en el que el cliente
deposita su confianza para encargarle el proyecto, por ser este, en la mayoría
de casos, la inversión de dinero más significativa que hacen en su vida.
Al diseñar una
casa, se tiene mayor control del proyecto al dirigirse a un usuario con
requerimientos específicos y un estilo de vida que debemos observar, comprender
e interpretar para poder satisfacer sus necesidades. Sin embargo, cabe recordar
que, al diseñar también estamos construyendo una pequeña parte de ciudad. Esa
es la otra parte que envuelve esa gran responsabilidad, ya que ello implica
pensar en la conexión con el resto de las calles, la ciudad, el tejido urbano y
la vida colectiva.
Diseñar una
vivienda, nos ayuda a comprender el lado más humano de la arquitectura como
disciplina. Es un ejercicio que se puede considerar básico por sus dimensiones,
pero no ello deja de ser menos complejo.
La vivienda es
un problema que los arquitectos deben resolver constantemente. No cuenta con un
procedimiento determinado para llegar al resultado final, por lo cual las
posibilidades de soluciones son infinitas. Asimismo, esta solución tampoco
llega a ser permanente por su entorno cambiante, las nuevas necesidades y
formas de vivir. Si el entorno cambia, la vida cambia y las circunstancias
también cambian.
Un buen proyecto
ofrece ese escenario adecuado que se adapta fácilmente al cambio, para que las
personas puedan continuar viviendo en ella. Entendiendo ello, debemos
mantenernos siempre en una continua búsqueda, haciéndonos todas las preguntas
necesarias que respalden un proyecto arquitectónico integral.
Partiendo de que
no existe un solo camino para concebir un proyecto, como estudio, para
enfrentar las situaciones contemporáneas, mantenemos ciertos lineamientos
que nos guían en el proceso de diseño, los cuales se ven reflejados en nuestras
obras.
En primer lugar,
es primordial pensar en la vivienda desde y para las necesidades básicas del
ser humano, como un ser que siente y piensa. Al materializar las actividades y
formas de habitar del usuario en los espacios, estos adquieren un carácter
personal, sin embargo, estos deben trascender ya que es inevitable que surjan
nuevas necesidades, nuevos habitantes u otros propietarios.
Enfrentando
situaciones presentes y futuras, los espacios se personalizan a la vez que
mantienen un código abierto y flexible, y una estrategia es la de generar zonas
de usos múltiples o plantas abiertas sin descuidar el tema de la privacidad o
seguridad.
Uno de nuestros proyectos que refleja esto, es la “Casa Castrejón”, una vivienda diseñada para una pareja de la tercera edad. En ella se buscó la orientación de sol y vientos más favorable para emplazar el volumen. Con el fin de generar visuales y recorridos agradables desde cualquier espacio interior, se pensó en una pieza que con morfología generara diferentes patios y jardines. Además de ello, nos enfocamos en mantener circulaciones amplias para una mejor accesibilidad y seguridad, y se implementó una zona para un ascensor en caso se requiera en un futuro.
Es importante recalcar que una buena casa no significa tener una gran superficie. Por ello, se optimiza al máximo el espacio disponible y se distribuye el programa enfocándonos en las cualidades espaciales, funcionales para generar confort en aquellos lotes relativamente pequeños. Un proyecto que representa esto es la “Casa Corzo”, una vivienda de 6x20 m2.
Crear diseños innovadores
que se puedan construir es otro punto a seguir. Diseñar un proyecto con
factibilidad económica, que se ajuste al presupuesto del que dispone el cliente
sin que eso suponga desvirtuar el valor de la obra, es otro reto constante. El
valor agregado de nuestra firma es que, cuidando el aspecto económico siempre
se intenta promover la aplicación de nuevos materiales.
Todos los días
salen al mercado nuevos materiales y sistemas constructivos para integrar a las
construcciones, cada uno más eficiente que el anterior y sabemos que es de gran
importancia manejar una vasta base de datos sobre materiales y acabados.
En muchas de
nuestras obras, se han propuesto nuevos materiales o se han insertado
materiales de bajo costo que permitieran reducir considerablemente los
costos. La “remodelación de vivienda en San Isidro”, es una obra de nuestros
proyectos más recientes que representa este lineamiento.
En este proyecto hubo una primera propuesta de remodelación fachada que posteriormente varió para reducir más los costos de materiales y mantenimiento. Sin embargo, el resultado final no se vio afectado en cuanto a calidad y ni valor estético.
Al conocer el
mercado de la construcción, contratistas y proveedores; se puede ofrecer al
cliente mejores alternativas tanto en materiales como en sistemas constructivos,
incluso de automatización y control en función de factores como el presupuesto,
funcionalidad, estética, tecnología, tendencia y calidad.
Según estas
cualidades, otro de nuestros proyectos de casas más destacables es la “Casa de Campo”. A petición del cliente, se buscó que la construcción se adapte a los
condicionantes climáticos como las lluvias pero que no sea permanente. El
resultado fue un diseño de geometría simple, pensado para una construcción
modular prefabricada que permitía estandarizar los procesos constructivos y reducir
los tiempos de obra, donde una estructura metálica suspendida del suelo y muros
de drywall resultó idónea.
Además de abordar un sistema constructivo diferente, se planteó la idea de nuclearizar los servicios que alojaban las instalaciones de agua y luz, centralizando en una misma zona los mayores gastos de la vivienda, ahondando también en el tema económico.
Diariamente
trabajamos generar propuestas que se ajuste a todo esto, que se ajusten al ser
humano y a su entorno inmediato. Nuestros lineamientos apuntan a una vivienda
que responda a las necesidades actuales y prevea las necesidades futuras, que
se entrega terminada, pero con códigos abiertos y flexibles que permitan que se
adapte a los cambios; que integre por un lado soluciones rentables sin perder
su calidad, y por otro con la aplicación de materiales y sistemas que nos
diferencien dentro del mercado, sin alejarnos de la realidad y presupuesto.
Posicionándonos
en el tiempo como una firma de ejecución integral de proyectos arquitectónicos
a nivel nacional, aspiramos a dejar nuestra huella en el escenario global, con
contribuciones significativas al campo de la arquitectura y al entorno de
diseño a través de proyectos que mejoren la calidad de vida de las personas que
disfrutan de nuestro trabajo e impacten de manera positiva en el desarrollo
urbano.
Ese es el reto que hoy nos planteamos y la arquitectura que generamos surge de percibir la vida y el entorno como un elemento cambiante, incierto, dinámico y complejo al que una vivienda debe poder amoldarse y ajustarse, porque mantenemos como ideal que la arquitectura no es arquitectura si no está al servicio del ser y del habitar.
Autor: Marcela Vásquez Fuentes
Correo: [email protected]
Arquitecta en Aram Arquitectos